Escucha la banda sonora si lo que te apetece es algo de jazz tranquilo mientras lees esta nota.
Si tuviera que hablar de un hito en la historia del videojuego, sería, sin duda, la explosión de los estudios indie. No solo por el hecho de que democratizaron, de alguna manera, la creación de videojuegos, sino porque descubrieron una verdad que pocos se atrevían a decir: las tres dimensiones han hecho mucho daño al videojuego.
Hace años, si algo se salía del esquema de las 3D, podía ser visto como generación pasada; obsoleto. No ocurría con todo, pero sí hubo una especie de tendencia. Afortunadamente, todo esto ha cambiado. Hoy en día encontramos todos los estilos posibles: píxel, 3D, dibujo animado, hecho a mano, cómic... o, como es el caso que nos ocupa hoy, animación con un estilo de novela negra.
La teoría de cuerdas
No sé cómo le habría sentado otro estilo a Genesis Noir. Desde luego, la elección de haber jugado a este título ha sido principalmente por su portada. Tampoco sabía que me iba a encontrar con viajes en el tiempo, cine negro, jazz y una mezcla de historias a través de diferentes épocas.
Tampoco pensé que fuese a aburrirme. El juego lo terminas en unas tres horas (juegos de fin de semana, que yo llamo), con un estilo que va a caballo entre el point-and-click y la exploración, mezclado con puzles.
Desgraciadamente, hay momentos en los que el ritmo se estanca y resulta más bien tedioso avanzar, con una trama que no avanza como a mí me hubiese gustado. Esto ocurre, sobre todo, tras la primera hora de juego.
La historia, eso sí, es original. Nos cuenta el periplo de No Man, nuestro personaje principal. Con él deberemos tratar de salvar a la cantante Miss Mass a través de una serie de sucesos que tienen como origen el Big Bang, con todo lo que ello conlleva: agujeros negros, viajes temporales y eventos en diferentes puntos del tiempo.
No obstante, en términos generales, creo que su conjunto justifica jugarlo. La historia es original y emocionante, su duración es asequible, el estilo artístico es agradable y la música, perfecta.